En las primeras décadas del siglo xx, Salvador Novo anunció que el
teléfono militaba victoriosamente contra el género epistolar, sostuvo que la
Larga Distancia atentaba contra la duradera belleza testimonial que poseía una
carta. El «¿Con quién hablo?» remplazaba al «Estimado señor».
Novo murió en el año 74. En una época
en la que el iPhone milita victoriosamente, los armatostes telefónicos que a él
le preocuparon son piezas de museo, el Edificio de Correos está completamente
vacío, y de todo aquello sólo quedan recuerdos.
Asciendo como un fantasma por la escalinata
solitaria del palacio postal. No veo a nadie más. Aquí no hay nadie más.
Soy el fantasma del Correo.
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