martes, 22 de marzo de 2016

-pajarito-pajarito-


 
La reproducción industrial de la fisonomía quedaba, por primera vez, al alcance de todas las fortunas. Otra vez De Campo: «Por solo unos reales» –escribió– «“salen” el perro consentido, el loro enjaulado ¡y hasta un niño muerto vestido de San José!».
La irrupción de la cámara Kodacolor, entre los años cincuenta y sesenta, selló el destino del Photo Studio como bastión de la fotografía oficial (pasaportes, cartillas, títulos, certificados) y oficina de registro de acontecimientos únicos (bodas, bautizos, xv Años). Como todo lo que desplazan las «nuevas tecnologías», los viejos estudios se volvieron vestigios del mundo del pasado. En las salas y los pasillos de las casas mexicanas, dejaron, sin embargo, memorias y genealogías. Álbumes familiares: «emanaciones de lo ausente».
«¡Pajarito, pajarito!».
Hay una voz que se ha llevado el viento.

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